22.03.2011
Castrillón, a la caza del radón
El radón es un gas noble radiactivo, 'hijo' del radio y 'nieto' del uranio, un material utilizado para producir energía nuclear y, en dosis elevadas, altamente tóxico. En su forma gaseosa es incoloro, inodoro e insípido, y aunque no se percibe, emana del suelo, dentro de un proceso natural que nada tiene que ver con la energía nuclear.
El radón se filtra en las casas a través de grietas, agujeros y tuberías, especialmente en las que se asientan un suelo granítico. Su excesiva acumulación constituye «una exposición de riesgo, cancerígena y considerada como la segunda causa de cáncer pulmonar», por lo que es necesario «reducir la presencia de esta gas en las casas», según afirma el doctor José Miguel Barros, especialista del área del Servicio de Medicina Preventiva del Hospital Universitario de Santiago de Compostela», en un escrito dirigido al Ayuntamiento de Castrillón.
El Consejo de Seguridad Nuclear ha encargado un estudio a nivel nacional para medir el nivel de radón en viviendas de todo el país, y uno de los municipios escogidos es Castrillón. De ahí la carta del doctor Barros, que además de médico, es profesor titular de la Universidad de Santiago de Compostela, el organismo a quien el Consejo de Seguridad Nacional ha confiado la realización del estudio en la mitad Oeste de España. El objetivo es realizar 2.700 mediciones en otras tantas viviendas y cuatro de ellas estarán en Castrillón.
Las mediciones se realizan mediante unos pequeños dispositivos de plástico que han de instalarse durante seis meses en los dormitorios o en las salas de estar. Lo que se buscan son pisos de una planta o primeros, habitados, no locales comerciales ni oficinas. El doctor Barros solicita al Ayuntamiento que colabore en la búsqueda de cuatro voluntarios, y sugiere que «bien pueden ser los propios trabajadores de la alcaldía».
Una vez localizados, la Universidad de Santiago de Compostela enviará al Ayuntamiento o a los propios domicilios los dispositivos, acompañados de un manual de instrucciones, un impreso en el que realizar las anotaciones y un sobre franqueados para que, una vez transcurran los seis meses, se remitan los resultados, junto a los dispositivos.
Lógicamente, no hay gastos, y la confidencialidad está asegurada. Además de la satisfacción de colaborar con la ciencia, los voluntarios en cuyas viviendas se detecte un nivel superior al aconsejable de radón recibirán información con las medidas a adoptar para reducir la concentración de radón en sus viviendas.
Fuente: El Comercio Digital
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