28.04.2011
Los pediatras instan a una mejor protección contra sustancias químicas
Según los expertos, los niños y las embarazadas no están protegidos adecuadamente contra compuestos peligrosos
Por Maureen Salamon
Una declaración de posición de la Academia Estadounidense de Pediatría sostiene que la política de gestión de sustancias químicas de los EE. UU. necesita una revisión total porque no protege adecuadamente a los niños y a las mujeres embarazadas, que son más susceptibles a las sustancias peligrosas.
Los pediatras aseguran que, desde la sanción de la Ley de Control de Sustancias Tóxicas (Toxic Substance Control Act, TSCA) en 1976, se han desarrollado decenas de miles de sustancias químicas nuevas para uso extendido con poca o ninguna supervisión ni pruebas, y la ley misma nunca se ha actualizado realmente.
En realidad, la política actual... virtualmente es inútil", según el Dr. Jerome Paulson, autor de la declaración y director médico del Instituto de Defensa de la Salud Infantil del Centro Médico Pediátrico Nacional en Washington, D. C.
La reciente queja sobre sustancias como el bisfenol A, una sustancia química utilizada durante décadas en botellas de plástico para beber que podrían desencadenar problemas neurológicos en los niños, demuestra la incapacidad de la política para tener en cuenta poblaciones vulnerables, anotó Paulson.
"Durante los últimos años, hemos tenido algo así como 'la sustancia tóxica del mes'", dijo. "¿Por qué no se analizan estas sustancias antes de que lleguen al mercado para que podamos saber si no es probable que hagan daño al ambiente o a los seres humanos?".
La declaración de posición aparece en línea el 25 de abril antes de la edición impresa de la edición de mayo de la revista Pediatrics.
En cumplimiento con la TSCA, las empresas deben revelar cualquier peligro conocido de las sustancias químicas utilizadas en la fabricación de productos para el consumidor, pero a diferencia de los laboratorios farmacéuticos, no se les exige realizar pruebas antes de la comercialización ni hacer un seguimiento posterior. Paulson y otros aseguraron que el sistema funciona como disuasión para que las empresas aprendieran más acerca de las sustancias porque cualquier problema encontrado tendría que ser remediado a expensas de la empresa.
"No hay requisito mínimo de datos. En serio, recompensa la ignorancia"; aseguró la Dra. Megan Schwarzman, científica investigadora de la Facultad de salud pública de la Universidad de California en Berkeley.
"La gente piensa que existe alguna supervisión general de las sustancias químicas en los productos y si son seguros, pero no es así", agregó Schwarzman. "Necesitamos lograr que los fabricantes comprueben la seguridad y la eficacia de sus productos antes de que se comercialicen".
Los siguientes son algunos de los cambios que sugiere la AAP:
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Los fabricantes deberían ser responsables de desarrollar información sobre las sustancias químicas que comercializan.
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La Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos debería tener la autoridad para exigir datos sobre seguridad adicionales de una sustancia química y limitar o suspender su comercialización cuando exista un alto grado de sospecha acerca de su seguridad.
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El gobierno federal debería ofrecer fondos para evaluar los efectos de las sustancias químicas sobre la salud de los niños. Las investigaciones deberían incluir los efectos sobre la reproducción y el desarrollo.
Paulson aseguró que comprobar que una sustancia química sea perjudicial más allá de cualquier duda razonable es "un estándar demasiado elevado sobre la seguridad y la salud... por lo que debería haber un estándar razonable sobre el que todos podamos estar de acuerdo que solo exija algo de evidencia sobre los perjuicios o el potencial de los mismos".
No se logró una declaración de algún vocero de la EPA.
En los EE. UU. se utilizan más de 80,000 sustancias químicas en aplicaciones comerciales, según la declaración, de las cuales unas 3,000 se consideran como "volumen de alta producción" porque son importadas al país en millones de toneladas al año. Al comienzo de esta década, se produjeron o importaron a los EE. UU. cerca de 12 mil millones de toneladas (27 billones [trillions] de libras) de sustancias químicas al año, según la declaración de la EPA.
Aún así, durante los últimos 35 años, desde la promulgación de la ley, la TSCA se ha utilizado para regular únicamente cinco sustancias químicas peligrosas, entre ellas el asbesto, la dioxina y los bifenilos policlorados (PCB).
La TSCA es tan ineficaz que hizo falta una ley distinta del Congreso para enmendarla de modo que la EPA pudiera regular el asbesto, una de las sustancias tóxicas más peligrosas", decía la declaración de política.
Recientemente han surgido preocupaciones sobre sustancias como ignífugos, que se utilizan para fabricar desde colchones para cunas hasta sillas para automóvil y se relacionan con problemas de fertilidad y de hormonas tiroideas, así como de compuestos orgánicos volátiles (COV), que se hallan en pinturas y pegamentos y se relacionan con mareo, trastornos de la visión y problemas de memoria.
"Identificamos muchas sustancias como potencialmente perjudiciales para los niños ante todo por sus efectos para el desarrollo", señaló Schwarzman. "Cada vez contamos con más evidencia científica sobre los efectos en la infancia, y potencialmente para toda la vida, durante estas ventanas de tiempo críticas y durante el embarazo".
Paulson anotó que los niños y las mujeres embarazadas no se pueden usar en experimentos para medir la seguridad de los medicamentos, aunque las pruebas con animales y con cultivos celulares humanos pueden indicar toxicidad en estos grupos.
Schwarzman se muestra optimista de que incrementar la atención sobre el problema estimulará al Congreso, que tiene jurisdicción sobre la TSCA, a impulsar cambios legislativos a pesar de los problemas con los fabricantes.
"Por supuesto, habrá resistencia al cambio, sobre todo porque cualquier cosa que hagamos le costará dinero a las empresas", dijo. "Pero el costo de no hacer nada es elevado".
Más información
March of Dimes tiene información sobre las sustancias químicas peligrosas y el embarazo.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor
(FUENTE: Jerome Paulson, M.D., associate professor, pediatrics and public health, George Washington University, medical director, national and global affairs, Child Health Advocacy Institute, Children's National Medical Center, Washington, D.C.; Megan Schwarzman, M.D., research scientist, University of California-Berkeley School of Public Health; April 25, 2011, Pediatrics, online)
Fuente: Healthfinder
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