01.04.2010
Historia de una pintura y una fumigación
Gracias al ángel anónimo, que en momentos como éste, cuando mi cerebro afectado no hilvana las ideas ni encuentra las palabras, me ayuda a poner orden y estructura en mis escritos.
Tras las gestiones realizadas ante el Defensor del Pueblo y el inicio de acciones jurídicas, el Ayuntamiento de Sant Joan empezó recientemente a comunicarme las fumigaciones que se van a producir en este término municipal donde resido. Anteriormente a estas gestiones no fue posible conseguir esa información a pesar de las peticiones verbales y de la solicitud presentada ante esta institución, con las consiguientes crisis severas y empeoramiento general de salud.
No obstante, la primera comunicación por parte del Ayuntamiento se realizó con un plazo inferior a 24 horas, precisamente el día que me encontraba en Madrid en una reunión en el Ministerio de Sanidad, formando parte del Comité Nacional para el Reconocimiento del Síndrome de Sensibilidad Química Múltiple en representación de ASQUIFYDE. Las exposiciones químicas durante el viaje empeoraron notablemente mi estado de salud y era imposible hacer frente a un desplazamiento fuera de mi domicilio en ese momento. Hubo que pedir un aplazamiento que se concedió y también una nueva comunicación, pero esta última no llegó nunca e ignoro el motivo.
Teniendo en cuenta que el paciente de Síndrome de Sensibilidad Química Múltiple (SSQM) debe respetar los plazos de seguridad por encima de lo normal, debido precisamente a su hipersensibilidad a los factores químicos y mucho más cuando se trata de químicos tóxicos como es el caso de los plaguicidas y al tiempo que me supone estar fuera de casa –a veces más de un mes- posteriormente a esta gestión presenté nuevamente una instancia ante el Consistorio solicitando que esas notificaciones se realizaran con un plazo de antelación de 15 días.
Los motivos son obvios: las posibles citas médicas concertadas –algunas no se pueden posponer-, pruebas médicas o analíticas, ciertos tratamientos paliativos, preparación del lugar donde debo marchar que no siempre está habilitado y sobre todo el estado general de salud, ya que hay momentos en los que la pérdida de autonomía es casi total, a pesar de que esto no es percibido por el entorno. No puedo quedarme sola a 100 kms de mi hogar sin ningún tipo de ayuda cuando me encuentro en un estado de dependencia casi total, mi esposo trabaja, mis padres son ancianos-enfermos-dependientes y la señora que me atiende en estos casos no puede desplazarse tan lejos.
Ayer día 31 de marzo a las 14 horas (Miércoles Santo), una pareja de la Policía Local del Ayuntamiento hizo llegar a mi domicilio una notificación que hace referencia a una fumigación con herbicidas los próximos días 6 y 7 de abril (se puede acceder al documento al pie de esta noticia). Es decir, que nuevamente se saltaron el plazo solicitado. Como podrán comprobar los lectores, se trata de una sustancia sumamente tóxica para humanos, animales y medioambiente.
Para quien no conozca de la gravedad de la aplicación del glifosato (herbicida) en el mundo, puede ser de interés ver el vídeo "El Mundo según Monsanto":
http://asquifyde.es/pagina.aspx?pagina=56
SI ALGUNA ENFERMA O ENFERMO DE SANT JOAN D’ALACANT NOTA UN EMPEORAMIENTO DE SUS SÍNTOMAS DURANTE ESOS DÍAS, ES POSIBLE QUE LA CAUSA ESTÉ EN ESTA FUMIGACIÓN.
No he tenido tiempo de reclamar al Ayuntamiento porque tuve que marchar antes urgentemente de mi casa.
Me encuentro con una crisis severa a consecuencia de las labores de pintura y reparación con utilización de diversos productos químicos de mi vecina más próxima, quien a pesar de saber de la enfermedad que padezco y de la petición que realicé a la comunidad de vecinos de notificar con antelación cualquier trabajo extraordinario en el que se fuesen a utilizar químicos de cualquier tipo, -aporté en ese momento certificados médicos e información sobre la patología-, hizo caso omiso. Pienso que estos comportamientos pueden deberse, entre otros, a los siguientes motivos:
- El nivel de ignorancia del entorno social respecto a esta patología y la gravedad de la misma.
- Aún en el caso de disponer de la información, la falta de credibilidad que provoca el Síndrome de Sensibilidad Química. Creen que al no ver no vamos a enfermar, en otras ocasiones he tenido que vivir las mismas situaciones. No pude reclamar ni quejarme porque me encuentro, igual que el resto de enfermos, desamparada en muchos aspectos. Al empeorar la sintomatología y no poder ni presentarme en casa del vecino al menos a sacarle los colores (para quien los tiene), se quedan convencidos y se repiten a sí mismos: ¿ves, no ha pasado nada?”, “es psicológico”, o “se queja por vicio, es imposible que con tan poca cosa enferme”, “son manías”. En realidad, para no agravar dependemos de la buena voluntad y de la solidaridad de los demás, al menos hasta que empiecen a haber sentencias judiciales. En este sentido, los afectados tenemos que actuar.
- Una evidente carencia de solidaridad y respeto.
El daño está hecho y no hay marcha atrás, no sé cuánto tiempo tardaré en recuperarme del dolor y la fatiga física, el embrutecimiento mental y todo el proceso de desequilibrio neuroinmunológico que con sólo un aviso se hubiese podido evitar. Las excusas, cualquiera que sean éstas, son inaceptables.
Mi marido tuvo que abandonar ayer el puesto de trabajo para poder sacarme con urgencia de nuestro hogar debido al empeoramiento severo y llevarme inmediatamente a otro lugar, que por cierto, no estaba acabado de preparar para que yo pudiese acceder. La única solución que quedó fue llevar a dos personas -con los consiguientes gastos añadidos- para que se pusiesen a trabajar duro, con el fin de que esa noche yo tuviese un lugar donde poder dormir.
Por poco que se le preste atención a esta historia, una de las muchas que viven cotidianamente los enfermos de SSQM, subyacen cuestiones que los afectados reivindicamos constantemente. ¿Hasta cuándo vamos a vivir con este nivel de incomprensión y falta de recursos para la supervivencia?
Necesitamos sin lugar a dudas infinidad de cosas, pero una de las más importantes son lugares ambientalmente limpios donde poder sobrevivir. Pero no para vivir aislados en lugares mal habilitados y sin recursos, como históricamente ha pasado con los enfermos infecciosos. A pesar del uso de las mascarillas, nosotros no contagiamos nada, a nosotros nos enferman los hábitos y usos de los productos químicos que hacen los demás. Precisamos lugares para CONVIVIR con nuestras familias, sin tener que separarnos de nuestros seres queridos, zonas donde sociabilizarnos con otras personas que decidan optar por otra forma de vida más sana y sostenible. Necesitamos de espacios sanos donde los afectados podamos recuperar cierta calidad de vida y las personas de nuestro entorno atender sus compromisos cotidianos: trabajo, colegio, actividades sociales, etc.
Los tratamientos que se están utilizando por parte de algunos enfermos de SSQM no dan todo el resultado que podrían dar si antes no se soluciona la calidad del aire que respira el paciente. Es más, muchos de ellos los han realizado y han mejorado, pero al regresar a sus hogares han empeorado al entrar nuevamente en contacto con tóxicos. Resumiendo: estériles esfuerzos físicos, psíquicos, emocionales y económicos del paciente y de toda la familia. Y esto es sólo reservado para aquellos que pueden hacer frente económicamente. Muchos otros enfermos ni se lo plantean, pero… ¡cómo mejorarían con un buen sitio donde vivir!
La creación de zonas blancas o libres de tóxicos sería una solución mientras la sociedad en su conjunto abre los ojos y toma conciencia de que aquellas causas por las que nosotros enfermamos, también enferma y lleva a la tumba por otros motivos de salud a muchas personas.
¿Tan difícil es creer que se pueden cubrir nuestras necesidades con recursos compatibles con la vida? Y aquellas cosas que no se puedan tener, si tiene que ser a costa de la salud, el sentido común nos indica que es mejor prescindir de ellas.
La iniciativa difícilmente partirá de las empresas que fabrican esos productos de uso cotidiano que contienen sustancias tóxicas. El cambio lo deben iniciar los ciudadanos a través de un movimiento fuerte, contundente y coherente, capaz de conseguir unos estilos de vida más sostenibles para nuestra salud y la de nuestro planeta.
Enlaces a la base de datos del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino donde se especifican los productos con los que va a fumigar este Ayuntamiento:
HERBICIDA FINALE:
http://www.mapa.es/agricultura/pags/fitos/registro/productos/pdf/18770.pdf
La autorización para este producto finaliza el 28 de febrero de 2011
HERBICIDA KARDA:
http://www.mapa.es/agricultura/pags/fitos/registro/productos/pdf/21491.pdf
La autorización para este producto finaliza el 30 de agosto de 2012
Esperemos que el principio de precaución prime y en este caso, las autorizaciones no serán renovadas. Mientras tanto, debemos seguir soportando los efectos de estos productos tóxicos.
Fdo: Francisca Gutiérrez Clavero
D.N.I. 46.029.129-B