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22.07.2011
Numerosos grupos ecologistas y sociales convocan una concentración contra el uso de herbicidas en Valencia

Las recientes denuncias que Ecologistas en Acción de la Serranía ha realizado sobre las fumigaciones con productos fitotóxicos en el Parque Natural del Túria, en el término de Pedralba, han puesto al descubierto el uso indiscriminado de productos químicos que desde las administraciones se realiza y que, tal como demuestran decenas de estudios científicos, tiene efectos tóxicos sobre la salud y el medio ambiente.

La Serranía, 20 de julio de 2011

La aplicación de herbicidas está muy extendida para la eliminación de hierbas en ciudades, centros educativos, parques y jardines. El uso de estos productos ha hecho que en poblaciones donde tradicionalmente se ha aplicado la agricultura intensiva con técnicas químicas, como la Hoya de Buñol o la Huerta de Valencia, se han contaminado los recursos hídricos por glifosato hasta tal concentración que se han inutilizado para su uso humano, tanto de consumo como para higiene personal, estando prohibida la extracción de agua de determinados pozos y los acuíferos no pueden ser explotados, como es el caso de Chiva.

Por ello, otras autonomías como Andalucía, han restringido su uso para evitar la contaminación de los acuíferos y de las reservas almacenadas en pantanos, donde en épocas de sequía, aumenta la concentración de productos químicos a niveles que hacen inservible el agua de ríos y pantanos.

Lo que no es tan conocido es el empleo de estos productos en el medio forestal y natural del País Valenciano, y que afecta gravemente a la salud de los ecosistemas y las personas.

El caso denunciado de las Riberas del río Túria en Pedralba es especialmente grave puesto que, este producto está prohibido para su uso en medios acuáticos por los daños directos a los ecosistemas, ya que es MUY TÓXICO para organismos acuáticos, además, el producto empleado de este modo no se degrada ni es retenido y contamina directamente el agua de suministro humano de las poblaciones por las que pasa, incluyendo el área metropolitana de Valencia.

La excusa para su aplicación es la eliminación de los cañares y, para ello, la administración valenciana se ha gastado más de UN MILLÓN de EUROS en un año en glifosato en el Parque Fluvial del Túria, y en el parque natural de Chera – Sot de Chera se han gastado 180.000 € solo en lo que llevamos de 2011, pero las cañas continúan allí. Esta receta de aplicar productos químicos en el medio natural no elimina las cañas, y se sabe, puesto que la única manera de eliminarlas es reconstruyendo los ecosistemas fluviales y bosques de galería, y este extremo es el que no se hace.

Por el contrario, en la desembocadura y delta del río Palancia, se ha realizado un proyecto de eliminación manual de cañas para su aprovechamiento donde la Plataforma de Parados de Paterna ha empleado a 8 personas durante más de dos meses para la realización de una estructura con técnicas de bioconstrucción (fibras vegetales, barro, cal y cañas), con un presupuesto de 40.000 € de la Confederación Hidrográfica del Xúquer, y que contrasta con las grandes cifras de las aplicaciones químicas y que no dan resultado.

Además, varios colectivos (Granja Júlia, Escola d’Agricultrua Ecológica de Paterna y el Colectivo de Parados de Paterna) han construido con cañas una estructura como escenario donde actuará Pep Gimeno el Botifarra dentro de los actos de la 8ª Cosecha, y con el que los organizadores reclaman un uso racional de los recursos, donde entra el aprovechamiento de la caña como materia prima y para controlar de manera sostenible la población de esta planta alóctona.

La caña, igual que muchas otras plantas (olivo, almendro… recientemente el naranjo) se introdujo en nuestros ecosistemas para su aprovechamiento y como materia prima para la construcción, agricultura, calafatería y un sinfín de aplicaciones. Pero los cambios sociales y productivos del siglo XX con la generalización del plástico y otras materias sintéticas, han arrinconado a la caña y en los ecosistemas fluviales crece sin ningún tipo de limitación, es por ello que, en parte del sector ambiental, se considere una plaga a combatir. Ahora bien, después de más de 3000 años en nuestro paisaje, cabe plantearse si se le puede otorgar ya el visado de residencia.

En cuanto a los productos químicos empleados, el fitotóxico más común es el glifosato, que se comercializa bajo diferentes denominaciones y que, aunque las campañas publicitarias lo intenten enmascarar como un producto casi inocuo, diversos estudios científicos lo relacionan directamente con graves daños a la salud.

De hecho, a concentraciones incluso más bajas que las recomendadas para su uso en agricultura, el glifosato interfiere en el funcionamiento hormonal de células humanas, afecta a las células de la placenta y a las embrionarias, provoca nacimientos prematuros y abortos, mieloma múltiple y linfoma non-Hodgkin (dos tipos de cáncer) y daña el DNA de las células.

Paradójicamente, aunque la Hoja de Datos de Seguridad del glifosato aprobada en el estado español tenga una consideración tóxica baja para algunos usos, en otros estados (EEUU, Argentina…) este producto está considerado como muy tóxico ya que provoca alteraciones en la salud humana y se le relaciona con diversos tipos de cáncer.

La Directiva marco para un Uso sostenible de los plaguicidas aprobada por el Parlamento Europeo el 13-01-09 y cuyos Objetivos son la reducción de los riesgos y los efectos del uso de los plaguicidas en la salud humana y el medio ambiente, y el fomento del uso de la gestión integrada de plagas y de planteamientos o técnicas alternativos como las alternativas de índole no química a los plaguicidas, en su Capítulo IV, artículos 11, Medidas para proteger el medio acuático y el agua potable y 12, Reducción del uso o de sus riesgos en zonas específicas, expone:

“Los Estados miembros, teniendo debidamente en cuenta las medidas apropiadas para la protección del medio acuático y el agua potable y los requisitos necesarios de higiene y salud pública y la biodiversidad, o los resultados de las evaluaciones de riesgo pertinentes, velarán porque se minimice o prohíba el uso de plaguicidas en las siguientes zonas específicas: a lo largo de las carreteras […], en los espacios utilizados por el público en general, o por grupos vulnerables, como los parques, jardines públicos, campos de deportes y áreas de recreo, recintos escolares y campos de juego y los espacios cercanos a los centros de asistencia sanitaria.”

Por ello, Ecologistas en Acción de la Serranía exige que, teniendo en cuenta los efectos tóxicos del Glifosato arriba reseñados, se proceda a PROHIBIR SU USO dentro de los centros educativos, públicos y concertados, y demás infraestructuras públicas dependientes de Ayuntamientos y Administración Central y Autonómica.

Al mismo tiempo, exige que se elimine esta práctica del entorno de los ecosistemas acuáticos sean parque natural o no, así como de acequias, zonas húmedas, nacimientos de agua y demás zonas sensibles a la contaminación de los recursos hídricos, además de que se inicie una campaña de concienciación en el sector agrícola para eliminar, o reducir al máximo su uso, y fomentar el empleo de las técnicas de la Agricultura Biológica.

Esta práctica nociva debe ser sustituida por métodos no contaminantes, que no dañen la salud ni el medio ambiente, ya que estos medios técnicos existen y se aplican en la mayoría de los países de la Comunidad Europea.

La concentración se convoca frente a la Conselleria de Medi Ambienta y las oficinas de VAERSA en la Calle de Mariano Cuber 14 de Valencia a las 11 horas, también convoca la plataforma BOSC VIU, la Plataforma de Parados de Paterna y la Granja Júlia.

Fuente: Notas de Prensa Comunitat Valenciana

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