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13.09.2011
Se gesta un laboratorio de medición ambiental en Asturias

Buena noticia para todos los asturianos y la ciudadanía en general. La Universidad de Oviedo está gestando la creación de un laboratorio ambiental, el cual constaría de una red de estaciones repartidas a lo largo y ancho del Principado asturiano, gracias a las cuáles se podrían medir los efectos del cambio climático a través del aire, suelo y agua. Este proyecto –que en estos momentos se halla sobre la mesa de la Unión Europea, y que está pendiente de que la UE conceda 15 millones de euros– sería pionero en Europa, ya que no existe nada igual en suelo europeo.
 

Participación INMA en el proyecto

Impulsado por la Universidad de Oviedo, tras este ilusionante proyecto hay un equipo multidisciplinar, en el que se hallan Elena Marañón, catedrática de Medio Ambiente, y Adonina Tardón, directora de la Unidad de Epidemiología Molecular del Cáncer del Instituto Universitario de Oncología de Asturias, doctora en Medicina y Cirugía y profesora titular de la Universidad de Oviedo. Pero, es que además Adonina es la coordinadora de la cohorte INMA de Asturias. Ella misma nos explica que la creación de este proyecto le ha llevado mucho trabajo, a la vez que destaca la importancia del mismo para el propio Proyecto INMA.


Salud y medio ambiente

El por qué de esta importancia es obvio, ya que la finalidad del Proyecto INMA no es otra que estudiar el papel de los contaminantes ambientales más importantes presentes en el aire, agua y en la dieta durante el embarazo y el inicio de la vida, así como sus efectos en el crecimiento y el desarrollo infantil.

En este sentido, Santiago García Granda, vicerrector de Investigación de la Universidad de Oviedo, destacaba que, gracias a este laboratorio ambiental, se podrá analizar el impacto de las partículas de carbono en la salud y en el medio ambiente, detectar el origen de las emisiones de carbono y crear sistemas de aviso para producir alarmas medioambientales. Una tarea fundamental, ya que, tal como comentaba García Granda, "las nanopartículas de carbono quedan en el aire después de la quema de diesel, de carbón, de biomasa, del funcionamiento de las calefacciones y, son tan pequeñas, que se adentran profundamente en el sistema respiratorio, originando en muchas ocasiones afecciones asmáticas, alergias o cáncer de pulmón".


El black carbon, en el punto de mira

Con la puesta en marcha de este laboratorio de medición ambiental, articulado en más de 100 instalaciones repartidas entre todos los 78 municipios asturianos, se podrá evaluar de forma muy certera la relación entre la salud y el medio ambiente, y el efecto del carbono o black carbon, como se conoce entre los expertos.

Sorprende que, considerado el mayor causante del cambio climático, no exista en la UE una legislación sobre el black carbon. En Europa sólo Londres tiene una red urbana que lo estudia, pero en ningún otro emplazamiento del Viejo Continente existe una red de medición que estudie los entornos urbanos, semiurbanos y rurales. De ahí el carácter pionero de este proyecto. Ahora, sólo falta de la decisión de la Unión Europea, que destina 2.097 millones de euros para apoyar las investigaciones que tienen como objeto de estudio la conservación de la naturaleza y el desarrollo sostenible en entornos urbanos y rurales, se pronuncie a favor de la iniciativa asturiana, a las que agrupa en el programa Life +.

Fuente: Proyecto Infancia y Medioambiente

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