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03.03.2012
No es la depresión, estúpidos

No se si ustedes recuerdan aquel chiste de un paciente con diarrea aguda que acude a un centro médico y el bedel, por equivocación -lo mismo era interino y ese mismo día se enteró de que no le renovaban el contrato- le envía al psicólogo. Tras un buen rato sale el paciente de la consulta y el mismo bedel, apresuradamente, le pide disculpas y le pregunta si sigue cagándose. El paciente, circunspecto, le responde que síÉ pero que ya no le importa. Parece, sólo, de chiste pero la medicina sigue aplicando este tipo de terapias psico-educativas-conductuales a pacientes con determinadas patologías. Un ejemplo típico es la fibromialgia (FM).

La FM puede ser una enfermedad esquiva y compleja pero no tiene un origen psicológico. Lo diremos por activa y pasiva. Numerosos estudios han confirmado su base neurobiológica como así fue reconocido por consenso de expertos. Dicha patología es de causa aún desconocida y se caracteriza por un cuadro de dolor crónico musculoesquelético generalizado, de origen no articular y que requiere para su diagnóstico la presencia del mismo de forma generalizada y de más de tres meses de duración, acompañándose de una sensibilidad anormal a la presión digital en unas zonas determinadas del cuerpo. Estos pacientes acuden a consulta por este tipo de molestias aunque es frecuente que presenten otras como fatiga, sensación de tumefacción y rigidez matinal, parestesias y disestesias en las manos, alteraciones neurológicas y en el sueño, disfunciones neuroendocrinas e inmunológicas y trastornos en el aparato digestivo, entre otras cosas. Es una enfermedad de sensibilización central que, en porcentajes importantes, se asocia a otras como la Sensibilidad Química Múltiple, el Síndrome de Fatiga Crónica y el de Electrohipersensibilidad, demostrándose, por tanto, la más que probable estirpe medioambiental de todos ellos.

La FM se diagnostica teniendo en cuenta unos criterios que, en primera instancia, fueron establecidos por el Colegio Americano de Reumatología en 1990 y que, a petición de la comunidad científica, fueron renovados en 2003 en lo que se llamó el Consenso Canadiense. Con estos nuevos criterios puede observarse un aumento en el diagnóstico de FM entre pacientes con dolor crónico. También que hasta un 14% de pacientes diagnosticado de FM con los criterios del año 1990 no cumplen los nuevos.

Pero algunos en nuestro país no se han enterado o no quieren enterarse. Sus razones tendrán. Quizás sea debido a que el Ministerio de Sanidad sigue recomendando, en su documento de 2011, la utilización de los criterios diagnósticos de 1990 pese a reconocer que los mismos "plantean varias limitaciones". Las primeras, las mentales supongo. O sea, reconoce que hay un error de base pero persiste en su empeño y claro, alguna patulea científica le acompaña en el error. Pongamos por caso el del IDIAP Jordi Gol (Instituto de Investigación en Atención Primaria). Instituto que fué una fundación e iniciativa del Instituto Catalán de Salud y que no hace mucho publicó una investigación sobre FM en la cual establece que la misma se puede combatir con psicoeducación y relajación desde atención primaria. Recuerden el chiste. Sin embargo esta visión terapéutica sólo es posible cuando se contemplan a la depresión y a la ansiedad como causas de la FM. Y no es el caso. En dicha investigación se demostró que el 62.2 % de los enfermos presentaban depresión, sin embargo los criterios canadienses afirman que la incidencia de la misma en la FM es similar a otras enfermedades que cursan con dolor crónico. Es decir la depresión es un síntoma típico de los pacientes que sufren dolor crónico -y de los que ven canal 9- y no un status propio, y muchos menos la causa, de la FM. Es más, ningún estudio ha conseguido evidenciar hasta ahora que la presencia de trastornos o acontecimientos emocionales actúen como factores de riesgo, factores precipitantes y/o desencadenantes en el desarrollo o empeoramiento de la FM. Por el contrario, hay alteraciones neurológicas puestas de manifiesto por las nuevas tecnologías que están permitiendo realizar estudios donde se han encontrado diferencias significativas en el procesamiento del dolor entre pacientes con FM y personas sanas. Y ante aquellas investigaciones del IDIAP y similares la respuesta, no puede ser otra, debe ser "clintoniana": No es la depresión, estupidos.

Y surgen varias preguntas: ¿Por qué este esfuerzo en no reconocer la naturaleza de la FM y empeñarse en tontadas y establecer sesgos que no conducirán al desarrollo de estrategias adecuadas para estos pacientes? ¿Se intenta echar una mano a esa derivada y deriva política que establece una minimización del gasto público y una limitación en la asistencia adecuada y multidisciplinar que merecen estos pacientes? ¿Por qué a estas alturas del conocimiento científico hay quien aún sigue empeñado, erre que erre, en buscar donde ya se ha demostrado que no está la causa de la Fibromialgia, y mucho menos el tratamiento? ¿Cuáles son las auténticas motivaciones para seguir trabajando -y gastando dinero público- en esa línea conducente a la psicologización y psiquiatrización de los pacientes con FM?

Estoy completamente de acuerdo con todas las Asociaciones de Afectados cuando afirman que el estudio del Jordi Gol es tendencioso, da cobertura a las administraciones sanitarias potenciando la confusión sobre la naturaleza de esta enfermedad y pretende limitar la asistencia de estos enfermos a atención primaria. Les han marcado un auténtico gol. Por la escuadra.

Lo mismo con unas palmaditas en la espalda y algún viaje del Imserso hubiese sido más que suficiente. Lo mismo intentan de este modo que algunos pacientes dejen de cagarse. En todo. En algo. En alguien.
Fuente: Información
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