15.06.2010
Ecoconsciencia I
En 1543, el astrónomo polaco Nicolás Copernico publicó "sobre las revoluciones de las esferas celestes" desafiando la opinión ptolemaica de que el sol giraba alrededor de la Tierra, argumentando en cambio que era la Tierra la que giraba alrededor del sol. Con su nuevo modelo de sistema solar comenzó un amplio debate que alcanzó a todas las esferas sociales. Este estudio sin duda dio un paso hacia una revolución en el pensamiento, abriendo el camino a un nuevo mundo.
Hoy necesitamos un cambio similar en nuestra forma de pensar y actuar en el modo de relación que hemos establecido con la Tierra. Economía y ecología han de ir finalmente de la mano para abordar esta nueva etapa de futuro basado en la sostenibilidad porque sino simplemente no habrá futuro.
Suena fuerte pero los datos sobre la evolución de los niveles de CO2 atmosférico que a fecha de hoy (mayo 2010) superan los 391 ppm y con una histórica tendencia a continuar incrementándose, hacen pensar esa mi anterior "catastrófica" afirmación sobre el futuro. Los valores del dióxido de carbono aconsejables para no desencadenar efectos desconocidos e irreversibles, según los científicos se sitúan en torno a los 350 ppm. En efecto las consecuencias en la alteración de la composición de la atmósfera que sustenta nada menos que la viabilidad de la vida en la Tierra, están sin duda pasando desapercibidas para la gran mayoría de la Humanidad y no así para numerosas especies animales y vegetales que ven con el paso de este decenio, la imposibilidad de permanecer y sufrir una lamentable extinción.
Tenemos que tener la consciencia de que la vida en la Tierra ha sido posible tras mas de 3.500 millones de años en las que las características atmosféricas han ido evolucionando de un estado de infernal oscuridad sulfurosa, con elevados niveles de metano, CO2 y otros gases a una situación de equilibrio mágico que ha ido posibilitando la evolución y prosperidad de las especies hasta alcanzar la biodiversidad que conocemos y que estamos perdiendo a un ritmo nunca antes conocido en lo que se denomina sexta extinción. Sin duda nuestros hijos no conocerán tal riqueza natural. Del alguna manera, la Tierra está volviendo al estado caótico del que salió. La composición de la atmósfera la hemos ido creando tras siglos y siglos de evolución las especies animales y vegetales hasta alcanzar ese grado de viabilidad general apta para muchos seres vivos.
Ahora nosotros, una insignificante rama del árbol de la vida estamos provocando daños irreversibles que van a afectar (ya lo está haciendo de hecho) de manera dramática y terriblemente injusta el tipo de vida y prosperidad de las generaciones futuras que no son mas que nuestros hijos y nietos.
La escala es de familia, está ahí muy próxima. La complejidad de la ciencia del clima junto con una inadecuada y errónea comunicación del problema y la ineptitud de gobiernos e irresponsables económicos han desembocado en el mayor reto al que se enfrenta la Humanidad.
La crisis de la que a diario somos protagonistas va mas allá del ámbito económico-financiero. Vivimos inmersos en una crisis que es ambiental incluyendo lo ecológico y lo social. Además de otras crisis como la culturas y la de valores. Podemos por tanto afirmar que sufrimos con plenitud una crisis existencial sin precedentes.
La visión predominante continua en la dirección de que la economía dominas a la ecología y que además ésta debe ser sometida por medio de la tecnología. Efectivamente el sistema capitalista del que a pesar de lo que creamos solo unos pocos nos hemos visto beneficiados, sigue dominando los sistemas por los que nos movemos en un mundo cada vez mas consumista y de mercado.
La economía es necesaria al menos para poder contar con indicadores que cuantifiquen el coste para la sociedad de los despilfarros y excesos que cometemos en torno a los recursos. Pero numerosas son las evidencias de que la economía está en conflicto y no es infalible como se pensaba, sino miremos a nuestro alrededor con la que está cayendo... O sino saber algo mas en los sistemas naturales como el colapso de muchas pesquerías, la crisis energética, la disminución de los bosques, el alarmante avance del desierto, la disminución del acceso al agua, el ingente volumen de tóxicos producidos a través de los residuos y la producción industrial, la perdida de biodiversidad, el aumento generalizado de la temperatura, etc., etc.
Esto no hace mas que reflejar de manera clara y contundente de que el sistema económico actual no es compatible con el sistema ecológico, vislumbrándose por tanto una economía insostenible sobre su base natural.
Por tanto el desafío al que nos enfrentamos es la de invertir esa tendencia antes de que la degradación del medio ambiente conlleve paralelamente un indiscutido declive económico como ya ocurrió en otras civilizaciones pasadas si bien con un grado de tecnología inferior al actual. De nada sirve la Ley para la Sostenibilidad que el Gobierno español trata de vender en un nuevo intento de "greenwashing"1 al puro estilo del mercado actual.
La nueva eco-economía deberá marcar los ritmos de la nueva política económica entendiendo que la generación de recursos y su absorción tienen que alcanzar un equilibrio ya diseñado durante millones de años por parte de los sistemas naturales y obtener por tanto un proceso entendido de manera diferente al actual, cíclico y no lineal, solar y no fósil, sano y no tóxico. También se habla de eficiencia en vez de despilfarro, austeridad y no abuso, equilibrio y justicia en vez de pobreza y totalitarismo, vuelta a la Naturaleza en vez de enfrentarnos a ella. Y no se trata de volver a las cavernas como algún estúpido expresidente español ha llegado a mencionar.
De la misma manera que la Tierra no era el centro del sistema solar, la economía no puede ser el centro de nuestro mundo en una nueva era marcada por las crisis anteriormente citadas. ¿Será el Hombre capaz de salvarse?.
Los sistemas de producción y consumo heredados de la Revolución Industrial ya no nos sirven y además nos están perjudicando, ya no se sustentan a pesar de algunos, y han de ser no solamente sustituidos sino que han de ser delicadamente rediseñados para afrontar la nueva era de la sostenibilidad. Ahí radica el valor de la nueva eco-economía que ha de florecer.
Según los expertos de varias instrucciones de prestigio, en 10-15 años aparecerá otra nueva crisis la del petróleo que irá acompañada por otra de uranio y de gas. Estos hechos acompañados con la falta de agua potable y los efectos directos del calentamiento global dibujan un panorama desolador para los que vengan detrás que no son mas que nuestros descendientes. Nunca la humanidad ha tratado así a la Tierra, a la Madre Tierra y nunca antes hemos sido tan enormemente egoístas y deliberadamente irresponsables. Por tanto las energías en torno al sol, al viento, geotermia o hidrógeno, o la que venga es el futuro y es ahora cuando ya tenían que estar desarrolladas.
Al igual que en siglo XVII cuando una parte del mundo se aferró a Ptolomeo, otros en cambio apostaron por Copérnico, hoy puede suceder lo mismo. Hoy continuamos aferrándonos al mismo estilo de vida en el que mientras siga pudiendo pagar la gasolina todo marcha, otros en cambio se preocupan por los costes que ese litro tiene en la composición atmosférica o en el daño a la salud o en los vertidos a los océanos o en un nuevo sistema de transporte individual diferente.... ¿Quién paga mientras tanto las consecuencias?.
Hemos de tomar conciencia rápido de la situación en la que nos encontramos, observando los acontecimientos para abordar un nuevo mundo aún salvable para algunos. Esto hoy mas que nunca debe ser realizado lejos de los medios de comunicación en masa y desde una minoría selecta que vaya diseminando otra manera de vivir que ya es posible no sin sacrificio y cambio de costumbres.
Un nuevo paradigma es necesario en el que los valores y la dirección de la totalidad de nuestras vidas gire hacia un respeto y convivencia con el medio natural. Nada menos que todo ha de ser rediseñado, desde las ciudades hasta los sistemas de transporte, la producción de bienes y servicios pasando por el consumo, desde el ocio hasta incluso la tecnología. No nos engañemos el coche eléctrico no es la solución.
Vivimos preocupados por el déficit económico pero el que realmente debiera asustarnos es el déficit ecológico pues éste lo hemos robado directamente de las generaciones venideras y por tanto se piensa que ellos contarán con menos posibilidades y recursos que nosotros hemos disfrutado.
Es la primera vez que esto sucede en la Historia del Hombre y es igualmente la primera vez que sabiéndolo no avanzamos firme y colectivamente hacia ese cambio.
Queda poco tiempo, 5 años para la toma de decisiones, 20 para actuar y 40 para que el nuevo modelo se establezca en todos y cada uno de los rincones del planeta. Mientras tanto 90 millones de toneladas diarias de CO2 continúan su emisión ritual a nuestra despreciada atmósfera y mas de 200.000 niños nacen a diario.... Que sucederá cuando se traspase la barrera de 400 ppm?
¿Estaremos a tiempo?
Dr Manuel Quirós
Fuente: Ecoticias