Junto al logro de convencer a Rusia para que retire sus inaceptables barreras fitosanitarias, la Comisión Europea ha anunciado también el incremento de controles en las fronteras comunitarias para evitar la entrada de productos alimentarios que contengan residuos de plaguicidas prohibidos por las normativas europeas o en niveles superiores a los LMR marcados aquí.

 

No es una contradicción; no se trata de imponer a unos lo que ha sido motivo de queja ante otros. La UE tiene unas normativas en esta materia muy claras, que se han endurecido en los últimos años. No tiene sentido que otros países impongan el cumplimiento de reglas más duras a las propias e imposibles de cumplir, como tampoco es aceptable que productores de otros lugares pretendan vender en el mercado europeo artículos obtenidos con pesticidas o en condiciones prohibidas para los agricultores europeos.

 

Fuente: Las provincias