02.07.2010
Cada vez hay en el mercado más imitaciones de alimentos"
Entrevista con la eurodiputada Renate Somer, ponente sobre la información alimentaria facilitada al consumidor"El consumidor tiene derecho a saber qué está comprando"
Etiquetar las comidas con un punto rojo, ámbar o verde utilizando el código de los semáforos para informar al consumidor de sus niveles de grasa, azúcar y sal. En esto consistía el sistema que la Eurocámara rechazó la semana pasada tras una ajustada votación. La ponente parlamentaria, la popular alemana Renate Sommer, pidió en su informe desestimar ese sistema. Nos ha explicado sus razones pero, además, nos ha hablado del resto de normas sobre etiquetado de alimentos que la Eurocámara aprobó.
Señora Sommer, socialistas, Verdes e Izquierda Unitaria propusieron indicar la cantidad de grasas, azúcar y sal en los alimentos mediante los colores del semáforo, de manera que rojo significase un nivel alto y verde, uno bajo. ¿Por qué usted y otros eurodiputados rechazaron finalmente esta propuesta?
Fue rechazada por dos tercios del Parlamento Europeo y hay varias razones para ello. En primer lugar, este sistema de código de colores fue ideado en Inglaterra para las comidas precocinadas y esto significa que no funciona para la comida básica.
Puedo darle varios ejemplos: la Coca-Cola light, hecha con edulcorantes en lugar de azúcar, habría obtenido un punto verde, mientras que el zumo natural, sin azúcares añadidos, tendría un punto rojo a causa de su contenido natural en azúcar. Este sistema tampoco podría distinguir entre la mantequilla y la margarina semigrasa; todo se vería con un punto rojo por su contenido en grasa. Productos tan saludables como los frutos secos también se situarían en la categoría roja, a pesar de contener muchos minerales y vitaminas. Estos ejemplos demuestran que ese código no funciona con los productos básicos, pero nuestra tarea es encontrar un sistema de etiquetado que valga para cada alimento y bebida no alcohólica.
Otra razón es que, como ya hemos vivido en Inglaterra, los productores tienden a reformular sus productos para conseguir mejores puntuaciones. Por ejemplo, sustituyen el azúcar por el almidón, para que parezca que el producto tiene menos calorías. O sustituyen el azúcar por los edulcorantes, lo que supone añadir ingredientes artificiales. También cambian la sal por el glutamato monosódico, lo que no es nada sano. Es engañar al consumidor.
Una tabla nutritiva con la cantidad de kilocalorías, azúcar o grasa del producto ya se encuentra en muchos envases. ¿Qué cambiará con la nueva legislación?
Muchos etiquetados serán obligatorios. Hasta ahora, era una medida voluntaria para productores y minoristas, y eso supone que no es consistente. Puedes escribir en los envases lo que quieras. Ahora, lo hemos hecho obligatorio y legible. Muchas veces el problema se encuentra en la legibilidad: por ejemplo, la lista de ingredientes ya era obligatoria pero, en muchos casos, no podías leerla porque no se había impreso de una manera legible.
También habrá tablas nutricionales obligatorias en la parte trasera de los paquetes, donde se podrán encontrar los nutrientes más importantes cada cien gramos o mililitros, de manera que el consumidor pueda comparar los productos directamente en el supermercado. Y, en la parte frontal del paquete, habrá que indicar la cantidad de energía en calorías, siempre en la misma parte del paquete y en letra grande. En general, el problema es que hoy en día los consumidores no leen la información de los envases, por lo que queremos conducir un poco al consumidor hacia la información.
¿Qué otros beneficios para los consumidores presenta esta nueva legislación?
También habrá un etiquetado extra en la parte frontal de los llamados alimentos imitados. Cada vez encontramos en el mercado más y más imitaciones de alimentos, como el queso hecho de grasa vegetal que parece y sabe como un queso pero no es queso. El consumidor tiene derecho a saber qué está comprando.
Para poder llevar a la práctica esta normativa, el Consejo de Ministros tendrá que dar su visto bueno. Desafortunadamente, esto es poco probable durante la primera lectura. ¿Cuándo espera que estas nuevas reglas se conviertan en realidad?
Puedo imaginar que alcanzaremos un acuerdo durante la segunda lectura; pero luego habrá períodos de transición. Creo que la legislación entrará en vigor como pronto en cuatro años, lo significa en 2014. Pero los productores y comerciantes ya saben lo que les va a tocar hacer. Y puedo imaginar que bastantes de ellos introducirán estas normas antes de que sean obligatorias por ley.
Fuente: Parlamento Europeo