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03.07.2010
El vínculo entre los pesticidas y la hiperactividad infantil

A medida que proliferan los estudios sobre los riesgos de los pesticidas, más evidente es su carácter dañino en la salud humana. En este caso, un estudio realizado en Estados Unidos ha relacionado estos tóxicos con una mayor probabilidad de hiperactividad en los niños.
 
Por Laura Chacón Colaboradora

La exposición a organofosforados, una clase de insecticida, ya ha sido relacionada con diferentes fallos en el neurodesarrollo, como son los problemas de conducta y la función cognitiva baja. Sin embargo un nuevo estudio desarrollado por la Universidad de Harvard, y publicado en la revista Pediatrics el pasado mes de mayo, relaciona el riesgo de hiperactividad en niños con la exposición habitual a este tipo de insecticidas.

Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad. La investigación estudia por primera vez efectos de una exposición habitual a los pesticidas.

Un total de 1.139 menores de entre ocho y 15 años pertenecientes al Estudio Nacional de Nutrición y Salud fueron sometidos a diferentes pruebas diagnósticas para advertir la presencia del Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), así como a un análisis de orina para detectar la presencia de pesticidas. A 190 de ellos se les diagnosticó TDAH.

Tras analizar los resultados, Maryse Bouchardm, cabeza de la investigación, y su equipo constataron que los resultados con un mayor índice de metabolitos de organofosforados en la orina eran los que recibieron con mayor frecuencia un diagnóstico de hiperactividad.

Según el propio equipo de investigadores, el análisis, dada su naturaleza transversal, impide descartar la posibilidad de que los niños hiperactivos estén más expuestos a estas toxinas que los que no lo están. Pero teniendo en cuenta que los organofosforados son una toxina que se elimina del cuerpo al transcurrir tan sólo de tres a seis días, su detección en la orina de la mayor parte de los niños demuestra una exposición continua a ellos.

Según se apuntaba en el informe, la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos tiene registrados alrededor de 40 plaguicidas. En el año 2001, 33 millones de kilogramos de organofosfatos fueron empleados tanto en terrenos agrícolas como residenciales.
 
La respuesta de la industria

Según publicaba Medscape Psiquiatría, CropLife America, un grupo industrial que desarrolla soluciones para la agricultura y manejo de plagas en Estados Unidos y que cuenta con un grupo de científicos en su equipo, la investigación realizada hasta ahora por la doctora Bouchardm y su equipo no es suficiente para determinar que, en efecto, haya una relación directa entre estos plaguicidas y el desarrollo del TDAH en la infancia.

En el texto, que el grupo CropLife envió a Medscape Psiquiatría para defenderse de todo lo que pueda implicar este estudio, la empresa aludía que todos los productos que comercializan son ampliamente revisados mediante pruebas de laboratorio que garanticen la seguridad para el medio ambiente y para las personas.

Por su parte, personalidades médicas como Michael L. Goldstein, especialista en neurología pediátrica, han apoyado el estudio. El doctor Goldstein afirmó que la investigación, aparte de estar muy bien realizada, cuenta con una buena base de datos y supone una gran innovación respecto a otros estudios similares, ya que ha investigado por primera vez un grupo de población que no está expuesto en exceso a los plaguicidas, sino que estudia los efectos de estas sustancias en personas con una exposición normal.
 

Fuente: El mercado ecológico

 

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