22.07.2010
Es inconcebible que en un estado de derecho salga impune la negación de unos dictámenes médicos
Me es imposible sentirme español, francamente, cuando veo que por unos partidos de futbol la gente se une bajo el eslogan lapidario de “la roja” independientemente de las nacionalidades, color, raza, religión etc. y sale a la calle a celebrar un triunfo que al fin y al cabo nos va a costar de nuestros bolsillos un ingente peculio en un momento de crisis económico institucional y los recortes que sufre la sanidad con lo que ello implica.
Mes es imposible compartir estos momentos de felicidad colectiva y de unidad cuando un gran número de ciudadanos estamos padeciendo unas enfermedades reales, unas catalogadas por la OMS y otras como el Síndrome de Sensibilidad Química Múltiple es negada políticamente, cuando profesionalmente es reconocida no solo por los médicos expertos sino también por el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el trabajo que depende del Ministerio de Trabajo e Inmigración.
Me es imposible compartir estos momentos cuando se realizan a cargo del INSS cambios de sexo, por motivos psicológico, de los que no censuro ni crítico, pero esta misma institución no se hace cargo de un conflicto de salud tan extendido y amplio como el de las enfermedades de Sensibilización Central. Es más, según los últimos estudios se vinculan en un alto porcentaje el síndrome de fatiga crónica con un retrovirus el XMRV, con todo el riesgo social de contagio potencial que ello implica y no hacen nada.
Me es imposible compartir estos momentos cuando estos enfermos de sensibilización central, que sufren un hacinamiento y maltrato social por parte de las instituciones que debería protegerlos, les niega un elemento tan imprescindible para su salud, como el cambio de las antiguas amalgamas de mercurio, por entender que la patología de los dientes no forma parte de la salud del individuo. Claro está, como pueden entender los políticos esta situación o si a nuestros propios ancianos se les niega las prótesis dentales, cosa que nunca he entendido, si no es con el buen fin de ayudarles a pasar el mes, “por lo de las pensiones que perciben”.
Me es imposible compartir estos momentos cuando se observa que la trasgresión jurídica suele ser impune cuando la realiza una entidad pública , como ocurre en el caso del Sr. Servando Pérez Domínguez que tiene que enfrentarse a las instituciones sanitarias como el Complexo Hospitalario Universitario Santiago de Compostela, para defender un derecho que debería ser fundamental, el de la salud, independientemente de la vulneración del derecho institucional a la vida, integridad y al honor que presumiblemente le sea negado y deba de “atrincherarse” en un hospital para que se cumpla una orden judicial.
Es inconcebible que en un estado de derecho salga impune la negación de unos dictámenes médicos elaborados mediante un rigor científico por expertos y que estos sean revocados por personas ignorantes en la materia y acaben siendo diagnosticados y tratados falsamente como conflictos Psiquiátricos. Al ser este hecho de impunidad tan habitual me pregunto, con esperanza, ¿en que elecciones aparecerá el pulpo Paul que solucione el tema y nos podamos comer a los políticos a la “feira”?, ¿en el mundial del 2014?
Robert Cabré Guixé
Enfermero
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