18.08.2010
Una mujer con un cáncer avanzado no cobrará la ayuda de la dependencia hasta el 2013
Hasta marzo percibía una pensión de 300 euros, pero se gastaba 400 en medicinas
Dolores S. conoce y sufre su grave diagnóstico. Cuatro interminables líneas en un documento médico que confirma que a sus 56 años, esta vecina de Sanxenxo sufre un cáncer ovárico en estadio 3, un trastorno ansioso depresivo, placa de ateroma en carótida izquierda, síndrome de túnel carpiano, fibromialgia, tendinitis calcificante en el hombro, una enfermedad degenerativa, artrosis de columna vertebral, escoliosis y cefalea tensional.
Pese al grave cuadro clínico y los trastornos familiares que sufre Dolores, la Xunta, a través de la Consellería de Traballo, acaba de concederle una ayuda a la dependencia que no empezará a cobrar hasta el 1 de enero del 2013. Tres años para que ella y su familia reciban un respaldo económico que contribuya a dulcificar un escenario que no llama a la algarabía. Las únicas carcajadas que resuenan en su casa son las que llegan de su nieto, que acaba de nacer.
La resolución de la Xunta del pasado 7 de julio le reconoce una situación de dependencia en nivel 1, con una puntuación global de 27 puntos. El documento señala textualmente que «a efectividade do dereito aos servizos e prestacións económicas non lle corresponde no ano en curso, polo que o prazo para a probación do programa individual de atención comenzará a contar dende o 1 de xaneiro do 2013».
La gravedad no es suficiente para empezar a cobrar antes de los próximos tres años. Traballo reconoce que la gravedad de la situación supone un carácter «permanente» de la ayuda.
Una larga operación
La nuera de Dolores, María Santos, se puso en contacto con La Voz para denunciar un caso que considera «inadmisible». Es su voz. Dolores no quiere aparecer. Ella prefiere guardar silencio y esperar. Y es que la vida de esta familia dio un giro radical cuando en marzo del 2009 le realizaron un sinfín de pruebas, que cinco meses después confirmarían que sufría, entre otras dolencias, un cáncer de ovarios en estadio 3. «Nos dijeron que veían unas manchas raras y que había que operar ya», explica.
Ocho horas en el quirófano, en el que se le extirpó un quiste de seis centímetros junto a la arteria aorta llevaron a Dolores a mudarse a casa de uno de sus hijos. «Nos tuvimos que trasladar de casa porque no podía vivir sola», explica María, quien asegura que solicitaron la ayuda el 5 de enero del 2010 «gracias a la trabajadora de los Servicios Sociales del Concello de Sanxenxo». Su familia lucha por que cada día de Dolores sea feliz, aunque los que la rodean reconocen que anímicamente hay rachas de «bajones y de cambios de humor».
Apoyo familiar
María es autónoma y ha tenido que dejar su trabajo parcialmente para cuidar de su suegra. «Esta gran parte del día en casa, cuando salgo me tiene que acompañar, no la puedo dejar sola», explica. Hace malabarismos con el dinero para que llegue para todos. Pensaban que con la ayuda a la dependencia se suavizaría la situación, pero no fue así.
La vida no fue lo único que golpeó a Dolores, que también sufrió en sus carnes la embestida de la crisis. Durante toda la vida trabajó en una conservera hasta que en el 2007 se quedó sin trabajo. Durante dos años cobró el paro, pero ya en el 2009 empezó a recibir una pensión de la Seguridad Social de 300 euros, pero solo en medicamentos se gastaba 400. Fue en marzo, mientras la sometieron a varias pruebas cuando le concedieron una invalidez que elevó su pensión a los 800 euros. Dolores ve pasar el verano aguardando una nueva operación, esta vez en los husos de las muñecas. Tanto ella como su familia esperan que este verano las noticias solo sean positivas y la ayuda de la dependencia llegue mientras pueda contribuir a hacer su vida un poco más fácil.
Fuente: La Voz de Galicia