26.08.2010
El trabajo os pondrá enfermos
La condena a Uralita a pagar casi cuatro millones de euros a vecinos de Ripollet y Cerdanyola, en Barcelona, intoxicados por amianto, ha abierto la caja de los truenos. Miles de trabajadores y sus familias en toda España: afectados por antenas de telefonía, vecinos de cementeras y las víctimas del uranio ven una puerta abierta para demostrar que sus enfermedades guardan relación con los trabajos que tuvieron. Algunos llevan años esperando a que los indemnicen. Otros ni lo intentan porque supone emprender un viacrucis contra grupos poderosos.
Un largo recorrido penal, un encendido debate, un estudio epidemiológico que concluía que en Valladolid, donde se inició el proceso, no existían más casos de cáncer que en otras partes de España, y un caso definitivamente archivado. Era el del colegio García Quintana: un grupo de padres denunció que las antenas cercanas al centro estaban relacionadas con la aparición de cinco casos de cáncer entre los alumnos y otro en un adulto. Corría el año 2004 y los padres no quisieron seguir adelante. "Demasiado desgaste", recuerda el abogado Enrique Ríos, representante de la Asociación Vallisoletana de Afectados por las Antenas de Telefonía (Avaate). Afectados, trabajadores, sus familias, asociaciones vecinales y ecologistas han seguido expectantes la sentencia dictada por un juzgado madrileño que condena a la empresa Uralita a indemnizar con 3,9 millones de euros a medio centenar de vecinos de una de sus fábricas en Barcelona, situada entre las poblaciones de Ripollet y Cerdanyola, por su exposición al polvo de amianto, causante de las enfermedades pulmonares que padecen. Todo un éxito, dicen los consultados por esta revista, porque no solo se reconoce el perjuicio a los trabajadores, sino también a la población cercana. "Se demuestra que, al final, quien perjudica, paga, incluso Uralita", afirma Julio Barea, responsable de la Campaña de Contaminación de Greenpeace.
Fuente: Interviú
Más información en la revista INTERVIÚ
Imagen